Los acelerones y los frenazos exagerados, los insultos a otros conductores, no respetar la distancia de seguridad, no ceder el paso a los peatones y un largo etc son algunos de los ejemplos de violencia en el tráfico. Hace tiempo os comentábamos un estudio de Attitudes que conformaba tres factores para intentar explicar la causa de esta violencia: la prisa, la congestión del tráfico y el disfrute de la prioridad.
Según un estudio de Amal Kinawy en la Universidad del Cairo, la causa principal de la “rabia” al volante podría estar en las propiedades de los humos desprendidos por los coches. Realizó una investigación con ratas que fueron expuestas a los gases producidos por la combustión de gasolina sin plomo y constató, en comparación con ratas expuestas al aire convencional, que aumentaba su agresividad.
Las partículas presentes en los humos que salen de los tubos de escape producen daños en nuestro organismo a nivel del aparato respiratorio, esto está probado desde hace mucho tiempo. Si además añadimos este, todavía no probado definitivamente, enlace entre la contaminación de los coches y la agresividad, tendríamos más razones para deshacernos de los combustibles.
Treehugger termina precisamente con una frase al uso: “Esta es otra razón para poner el punto de mira sobre los coches eléctricos”. Con los coches eléctricos se acabaría este problema pero recordemos que las causas de la furia de los conductores también se encuentran en el caos circulatorio y eso no se arregla deshaciéndose de los malos humos.
Fuente:www.diariomotor.com